Desde la antigüedad las civilizaciones utilizaron
artefactos pirotécnicos en las celebraciones religiosas con el objeto de
espantar a los malos espíritus y celebrar la paz y la prosperidad.
Los productos pirotécnicos se fueron
perfeccionando a través del tiempo, encontrándose en la actualidad una
innumerable variedad de petardos, bengalas, cañitas voladoras, cohetes,
buscapiés, entre otros.
Es sabido que la manipulación de estos
productos tiene sus riesgos, incendios, ruidos molestos, daños materiales,
lesiones graves y en muchos casos, la muerte de las personas, ya sea por la manipulación
de pirotecnia no autorizada como por el inadecuado uso que se realiza de estos
productos.
A lo largo del tiempo hemos sido
testigos de numerosas tragedias provocadas por el uso de pirotecnia. Sin duda,
una de las mayores tragedias fue la ocurrida el 30 de diciembre de 2004 en la discoteca
República Cromañón, ubicada en la zona de Once de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. En esa ocasión, durante un recital de la banda de rock Callejeros, 194
personas perdieron la vida y 1.432 personas resultaron heridas a causa de un
incendio provocado por el uso indebido de bengalas.
También debemos recordar el caso de los cientos de animales,
como los perros, gatos y pájaros, que cada año son muertos por la explosión de
estos dispositivos de forma accidental o intencional. No solo ello, sino que el uso de
pirotecnia genera taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento,
pérdida de control, miedo y/o muerte. Los efectos en los animales son diversos
y de diferente intensidad y gravedad. Los perros suelen sentir temor y al huir
pueden ser víctimas de accidentes o perderse. Las aves reaccionan frente a los
estruendos con taquicardias que pueden provocarles la muerte; los gatos suelen
correr detrás de los explosivos por simple curiosidad pudiendo ingerirlos,
perder la vista o lesionarse.
Las consecuencias derivadas del uso de la pirotecnia, ha
sido motivo de preocupación de las organizaciones de la sociedad civil que vienen
solicitando año a año la prohibición de su uso, tales como las organizaciones
protectoras de animales, las organizaciones destinadas a la problemática de la
discapacidad y las organizaciones ambientalistas.
En nuestro país, ciudades como Bariloche,
San Martín de los Andes, Villa La Angostura, Florencio Varela, Río Tercero,
Coronda, Casilda, Puerto San Martín,
Baigorria y Bahía Blanca, y en la Provincia de Santa Fe, localidades como
Cañada de Gómez y Casilda han prohibido el uso de la pirotecnia.
Nuestro deseo para estas fiestas
es que: Pasemos unas fiestas en PAZ, rodeados de nuestros seres queridos y que a la hora de brindar nos abracemos fuerte y que exploten nuestros corazones de alegría. Díganle NO
A LA PIROTECNIA y que tengan una muy ¡FELIZ NAVIDAD!
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