Las mujeres hemos logrado, en las últimas décadas, con esfuerzos y mucha perseverancia, posicionarnos firmemente en el terreno social, político y económico. Es un camino al que debemos acceder todas y exigir una igualdad genuina de los derechos.
En
el marco de
cierre
de
las actividades por el Mes
de la Mujer,
quiero reflexionar
sobre
los derechos de la mujer y la
necesidad de exigir
su
efectiva aplicación y reconocimiento,
muchas
veces esa
responsabilidad queda postergada
y relegada.
Desde
hace tiempo, podemos
apreciar con
orgullo
que las
mujeres participan
y trabajan de manera asidua en distintos sectores de la sociedad, con
responsabilidad y esmero, ejercen
sus tareas en ámbitos laborales variados, a su vez
estudian,
se gradúan
en la universidad y/o
en institutos terciarios,
tiempo atrás esas
prácticas eran poco frecuentes.
Por
otra parte, en el ámbito de la
política, transcurren
positivas transformaciones, por
ello surgen
nuevos
liderazgos políticos femeninos en nuestro país, en América Latina
y a nivel mundial, demostrando destacadas
capacidades de liderazgo y realizando
distintas prácticas para
que no subsistan
diferencias
sesgadas
y egoístas
entre hombres y mujeres. No
adherimos a la premisa de que un género debe ponderarse por sobre
otro, sino que ambos, son importantes y prioritarios para lograr una
sociedad más igualitaria. A
través de diferentes actividades, continuamos apoyando este
propósito.
Como
legisladora, profesional del derecho y ciudadana, puedo afirmar que
la experiencia nos demuestra que las leyes y regulaciones son un
instrumento importante
para lograr una igualdad de
derechos,
aunque
no
garantizan cambios de hábitos estructurales,
ni transformaciones
inmediatas,
de ciertas
concepciones
machistas
y discriminatorias
que aún predomina en nuestra sociedad y
de la cual es preciso hablar y tomar medidas tendientes a
erradicarlas.
El
terreno de la política sigue dominado por los hombres y las tareas
del hogar y el cuidado de los hijos se circunscriben
a las mujeres, debemos
avanzar en la democratización de las actividades domésticas.
Es
prioritario trabajar por la protección
y real acceso a la justicia de
las víctimas de violencia de género, como
también
erradicar la esclavitud del S.XXI que es la trata
de personas.
Las
mujeres debemos profundizar la participación
política, sustentada en el esfuerzo, vocación de servicio. Debemos
acceder con mayor frecuencia a los
ámbitos de decisión y poder, ello ayudará
a destruir mitos
instalados socialmente y que solo propician discriminación de
género.
De
este modo, no recurriremos a un solo día para recordar nuestros
derechos sino
que se respetará de manera permanente.
Los invitamos a mirar el mapa, acerca de las acciones y temáticas
que abordan las mujeres
en la política, 2014, elaborado
por la ONU
Mujeres. Decimos basta
a la violencia contra las mujeres, en todas sus modalidades.